En ese tiempo ya se comenzaba a sospechar que el rock era un cuento de hadas, que la música estaba muerta, que la historia había llegado a su fin; así que si el rock había muerto ¿por qué no ahcer algo más?, algo a posteriori. Lo post es una especie de fetichismo necrofílico (como la posmodernidad) porque toma el cadaver de lo que le precedió, sus propiedades y recursos para seguir fines distintos; así, post-rock se ha definido como lo que toma los recursos del rock para alcanzar fines distintos; ahí están la guitarra, el bajo y la abtería, ahí están el golpeteo y el zumbido, pero algo apesta, algo ha muerto y nadie parece entristecerse por ello, parecen una bola de flemáticos (dicen que nacimos bajo el signo de la indiferencia, probablemente sea muy cierto).
Sin llamarse a sí mismos Post Rock, Slint coemenzó a tocar el Requiem para el rock, sin que nadie lo notase, sin que a nadie le importase, sin que nadie derramara una lágrima por ese mito juvenil maltraido, gastado, predecible, aburrido, lugar común, mal amigo, jijodelachingada. En efecto, desde el primer murmullo de su segundo disco, Spiderland, el acorde es post rock; rock porque está hecho con guitarra, post proque huele a muerto, huele a los simulacros de Jean Baudrillard.
Un acorde cromático sin importar qué maldita nota sea, o si acaso es una nota. El sonido por el sonido; mover los dedos en la misma posición a lo largo del mástil en fractal cromatismo; crescendos y una batería, si se permite la expresión, armónica. Una oscuridad colorida, flemática.
En la primera canción nos perdemos en la feria, invitamos a la adivina a subirse a la montaña rusa. Bizarro. El vértigo. La segunda viene con un riff y un chillido; "Nosferatu Man" que complace a su reina --dios no quiere saber cómo lo hará-- las guitarras de la segunda parte se resuelven con una clautrofóbica belleza. "Don, Aman", la tercera, es una historia que a mi y a cualquier idiota como yo le ha sucedido; el protagonista se retira del epicentro de una fiesta, a orinar desde luego, el baño está perdido o extraviado así que va a un patio que brinda perspectiva de distancia, entre la vista nublada mira atrás para ver las parejas formadas, el amor adolescente fluye sin invitarlo a aprticipar; entre él y su orina sólo hay rabia y soledad --aquí viene un rasgueo de guitarra del que abusarán los futuros post rockers antes de cualquier crescendo típico del subgénero--; una áspera guitarra se lamenta cacofónica y se escucha "he knew what he had to do", el final queda a elección del auditorio.
"Washer" inicia con un acorde que será lugar común entre otras badas años después; es una especie de canción de amor, mejor dicho de post-amor, porque si el rock era un mito también el amor lo es; nadie con un par de neuronas puede creer más en él; otro mito de la modernidad. Lentamente llega el crescendo, pero como aquí es fresco, novedoso, no se espera, está vivo antes de que pasen los años y se conveirta en una fórmula más --porque el amor es una fórmula más, gastada, predecible, burguesa, goddamnit... el vacío, el quiebre.
"For Dinner..." no puede ser en realidad una canción, es un cadaver de canción que sólo existe como preludio del apoteósico final, que sin chistar es de las mejores piezas de la década pasada. "Good Morning, Captain", con esto, el muerto está bien enterrado; al final del camino no está la luz, sólo el más inmenso vacío. Culmina con un grito reiterado 'I miss you!!!!!'
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- "Nosferatu Man" – 5:35
- "Don, Aman" – 6:28
- "Washer" – 8:50
- "For Dinner..." – 5:05
- "Good Morning, Captain" – 7:38
- David Pajo – guitar
- Brian McMahan – electric guitar, vocals
- Britt Walford – drums, Vocals
- Todd Brashear – bass guitar
- Brian Paulson – engineering
- Will Oldham – photography
- Noel Saltzman – photography
Bueníiiisimo el blog... music non stop! Saludos